La vista, es, posiblemente, el
sentido más importante de cuantos poseemos. Por él penetra en nosotros la mayor
parte de la información para nuestra vida. Por eso si una empresa quiere que
sus productos nos resulten atractivos, deberá dotarlos de un envase que no se
limite a ser un simple recipiente del producto que contiene, sino que nos
facilite información sobre el mismo, sirva de elemento diferenciador y sobre
todo consiga llamar nuestra atención.
Los envases son cada vez más
innovadores en sus diseños, formas, y requisitos de etiquetados que exige el
mercado internacional. La forma de presentación de los envases persuade
inicialmente en el consumidor final, llegando a motivar su compra.
Por tanto, un buen plan de
marketing no debe olvidarse de este elemento, pero no solo debe centrarse en él, si el producto que
contiene no alcanza las expectativas del consumidor, este no repetirá la compra
y será el final de la historia.
Como esa chica o chico que el primer
día de clase nos deja fascinados, si en el trascurrir del curso lo que vamos
descubriendo de su interior no nos gusta, esa fascinación inicial se esfumará
sin que nos demos cuenta.